Este verano en plena semana grande (fiestas patronales de
Donosti) bajaba por la cuesta de Aldapeta a la 1 del mediodía.
Un poco más abajo, a unos 300 metros, las calles bullían
-pasados los 30 grados de temperatura- de coches, turistas, visitantes de la
provincia, naturales de la ciudad y naranjitos (p. de tráfico) desgastando a
pitido limpio las bolitas de los silbatos.
Por la cuesta bajaba una serpiente de coches sin fin, con
los ojos de los conductores observando en el lío que se iban a meter cuando
llegaran al pie de la ciudad, a su centro, al caos; les miraba desde mis
muletas y la verdad es que daban lástima. Más de uno y de veinte pensarían en
lo mal que habían hecho en usar el coche pero...ya era tarde.
Caminaba con mi patita requebrá y mis muletas pensando en
estas cosas y en el dibujo que tocaba ("Navajita").
A unos 100 metros del final de la cuesta iba a cruzar de
acera por el hueco que había entre los coches, ya que en el otro lado había
sombra y aunque no está claro si está permitido o no, los coches -a son del
semáforo- estaban parados y aún les faltaría tres o cuatro turnos para llegar
hasta él, así que empecé a cruzar pidiendo permiso con la mirada y en eso...un
tipo se adelanta cortándome el paso/muleta.
Era un B.M.W de esos de futbolista: rojo, brillante, enorme,
silencioso. El conductor un tipo de mediana edad mimetizado con su vehículo. Me
mira, le miro, le brilla todo el oro que lleva colgando y la gomina y la piel
bronceada y hasta de debajo del asiento asoma un brillo que no sé si será de
los zapatos o de algún abrillantador que se ha dado en las pelotas y que
atraviesa las hebras del pantalón de esos blancos semitransparentes. Todo él
dice claramente que está cabreado por el tener que esperar por el atasco y que
yo por delante de su coche no voy a pasar: Así que le sonrío y paso por detrás.
La chica del coche que le sigue no tiene ningún problema en dejarme pasar y le
dedico otra sonrisa a ella, aunque diferente, que es correspondida; se ha dado
cuenta de todo.
Y A PARTIR DE ESE MOMENTO COMIENZA EL DESAFÍO
Como decía antes calculo que le quedarían 3 o 4 turnos de
semáforo para que el B.M.W. llegara al final de la cuesta.
Llego al otro lado de la acera y comienzo a bajar, despacio
y con buena pata.
Al poco el semáforo se pone verde y los coches van bajando
poco a poco, unos cuantos, el B.M.W. llega un poco por delante de mí y se tiene
que parar por decisión del supremo ( el semáforo) que cuenta con el apoyo del
naranjito (tengo que reconocer que en días como ese el trabajo de estas
personas es casi heroico)
Sigo a mi paso/muleta y vuelvo a adelantar al B.M.W.
Vuelve a ponerse en verde y los coches avanzan de nuevo. El
B.M.W. vuelve a sobrepasarme y queda unos coches más adelante.
Sigo a mi paso/muleta y vuelvo a adelantarlo.
¡Semáforo verde! y ahora los coches avanzan más rápidos
porque van llegando al punto a partir del cual les esperan las calles saturados
de animalidad, humo, bocinas, caras desencajadas, calor, frenazos...el B.M.W.
casi llega abajo, le separa de ese primer destino cinco o seis coches.
Sigo a mi paso/muleta y vuelvo a adelantar al B.M.W.
Con el siguiente semaforazo el coche del engominado de
brillantes pelotas, probablemente llegará al punto descrito de banderazo hacia
las calles infectas.
Se pone en verde pero hay cierta acumulación y bocinazos,
muchos bocinazos, que hace que se retrase el movimiento tan deseado por los
automovilistas.
Yo sigo con mis muletas a velocidad crucero acercándome al
equipo que forman supremo semáforo y heroico naranjito que se ha convertido en
una especie de meta entre el sujeto del que ya he hablado y yo.
Le adelanto...
Arrancan por fin y vuelve a adelantarme el B.M.W.
Sigo a paso patita requebrá, clack, clack, escayola,
escayolá.
El B.M.W. está llegando agónicamente a la meta, parece que
la victoria va a ser suya, quedan unos pocos metros, solamente un coche por
delante suyo que ya comienza a pasar la línea del semáforo, los tapacubos no se
mueven lo suficiente como para emborronarse, los nervios del pelotudo hace que
de un par de trompicones y este a punto de calar el cochazo (seguro que la
tecnología punta alemana del automóvil, ha contribuido decisivamente a que no
se produzca tal desfallecimiento), me parece ver por detrás suyo un mechón
fuera de su sitio, su situación me parece hasta angustiosa según van pasando
lentamente los metros bajos sus bien hinchadas ruedas impinchables, va a
llegar, parece que si, que me va a dejar a mi con mis muletas atrás derrotado,
lo estoy viendo soplando sus pistolas, pero...
¡CAMBIA A ROJO!
El B.M.W. sigue avanzando desafiando al "supremo"
con sus dos pelotas hinchadísimas, rojas también como la pintura del B.M.W., echando humo, a punto de explotar bajo los pantalones semitransparentes y cubiertas
de pelo engominado con algún que otro mechón a su aire, ocupando los dos únicos
asientos del superdeportivo. Parece que lo va a conseguir cuando...
¡SUENA PRRRIIIIIIIIIII! el naranjito, con el pito
desenfundado y la bolita fuera de sus casillas a punto de hacer explotar
el instrumento, se pone delante suyo valerosa y rápidamente y lo hace parar en
el último instante.
Yo sigo a mi paso/muleta y vuelvo a adelantar al B.M.W.,
cruzo la meta,
en vez de mirarle a él le miro a la conductora de atrás que
amablemente me había dejado pasar,
le dedico la mejor de mis sonrisas mientras ella se parte la
caja.
MULETAS 1 - B.M.W. 0