sábado, 19 de septiembre de 2015

Deporte y chop-suey

Voy paseando un día del final del verano por la playa.
El tiempo se mueve en la frontera entre una estación y la siguiente.
Pienso que un verano más no he podido lucir una figura, que mi autoestima se digne aceptar.
Ahora mismo en vez de dar este plácido paseo andando, lo podía hacer trotando, aunque fuera despacio.
Bueno, en realidad no sería posible en este mismo instante, pienso.
Un viejo conocido me adelanta haciendo como si corriera; en realidad eso no es ni correr, ni andar, ni nada.
Eso si, suda como un condenado ya que encima va cubierto por una especie de impermeable con muchas letras y colores, bastante prieto, con él dentro, rojo, rojo, rojo. Parece una mortadela.
Pero si, si continúa, el año próximo me volverá a adelantar grácilmente al trote, y además igual me lo encuentro al final de la playa haciendo abdominales o nadando como un delfín mular ante los ojos de las espectadoras que abarrotan la cola de la barandilla allí, al comienzo de la playa, a donde el llegará en poco más de 10 minutos...y yo en 20; dentro de un año llegará en 5.
Instintivamente acelero el paso,
una gota solitaria brota del centro de mi frente,
vuelvo a acelerar y llego por fin al Peine del Viento,
testifico mi llegada tocando el pretil con la mano y vuelta.
La gota de sudor ha echo amigas y siento como los sobacos también se me van empapando.
Tendré que cambiar las chancletas por unas zapatillas de deporte, ya imagino los pies dentro emitiendo ese ruido característico cuando se están ahogando en su propio sudor allí dentro: CHOP-SUEY, CHOP-SUEY, CHOP...¿vendrá de ahí el nombre de la receta?
Como ya estoy llegando a el segundo tercio del recorrido, decido bajar a la playa y remojarme los pinreles, los sobacos y, eliminar las dichosas gotas de sudor que en ese momento parecen pulgas voraces que me están picando por todos lados.
Ya en la orilla, mientras voy terminando el paseo pienso en lo diferente que es dar los paseos en la agradable compañía de mi cuerpo sin esforzarlo, o esa otra forma que hoy solo he intuido y que ya no recordaba.
Pienso también en como ha transcurrido el verano, en lo agradable que ha sido ir enterrando unas cosas y descubrir otras; en el futuro cercano, en como el cuerpo mejora si lo tratas bien ¿seguro que es bueno machacarlo a base de carreras y flexiones?.
No hay mucha gente por la playa (salvo al fondo) y como siempre el mirar, escuchar las olas y sentirlas masajeando mis pies, me llevan a sentir lo agradable que puede resultar las cosas al final del verano. El otoño es mi estación predilecta y dentro de un par de días lo tenemos aquí.
Según estoy meditando como el siguiente año va a ser crucial en mi vida y estoy llegando al final de la arena, salgo de mi mismo, me percato de que hay mucha gente vestida deportivamente.
Y en eso....¡¡¡PIM, PAM PUM, ZAS Y DEMÁS!!!:
Estallan los gritos en los altavoces,
un montón de chicos y chicas forzudos se animan unos a otros,
los altavoces emiten su mitin de gritos de apoyo a los concursantes musculosos,
estos pululan en grupos que van corriendo de un sitio a otro después de levantar todo tipo de cachivaches tales como rodajas de pesas, sacos de arena (unos con poleas y otros a huevo), por otra zona parece que tarugos de madera y no se que más.
El griterío es ensordecedor, así de repente ha cambiado todo: lo que era un bonito sábado de final de verano, que se acaba de convertir en una especie encendido Vietnam. Sin querer me he metido en mitad del barullo de carreras de media docena de forzudas chicas que primero levantan un montón de veces los sacos y luego se los llevan de un lado a otro rampa arriba y rampa abajo, estimuladas por los gritos de apoyo de mozos forzudos y tatuados; ellas también están  tatuadas con dragones, culebras, pitbuls, cocodrilos, superhéroes y hasta un seiscientos con mandíbula de tiburón blanco.
Tengo que desaparecer de ahí rápido porque veo que me va a hostiar alguna de ellas con su saco en cualquier momento.
Por fin me pongo a salvo.
Decido dejar de pensar en correr y hacer flexiones, de deporte nada...es que le quitan las ganas a uno.